La búsqueda constante de la solución a la problemática de la hipoplásia mamaria (pecho pequeño o poco desarrollado) ha llevado a los cirujanos plásticos y las empresas farmacéuticas a desarrollar conjuntamente implantes cada vez más seguros y naturales. Existen más de 200 tipos según su composición, forma, tamaño, proyección, altura y anchura. Las texturas, el tacto y el movimiento de los nuevos geles de silicona cohesivos han supuesto también una auténtica revolución en la cirugía del aumento mamario y en la actualidad emulan realmente un pecho natural con una gran seguridad. Sin embargo, siempre nos hemos planteado que debería existir una solución alternativa que no implicase en todos los casos tener que colocar un "implante", que al fin y al cabo no deja de ser un elemento externo al cuerpo, y pensado teóricamente y desde la "ciencia ficción", soñamos con modificar genéticamente nuestro ADN y hacer crecer de forma mágica una talla 95C turgente y sin caída. He de decir a favor de los Cirujanos Plásticos que no nos hemos conformado con soñar, y que cada vez nos acercamos más a esa solución ideal sobre la que les voy a escribir hoy.
La mama es una estructura que pertenece a la piel y está compuesta por dos elementos principales en su interior: La glándula y la grasa. La proporción entre ambas es variable, así las mujeres con mamas más firmes tienen una proporción de glándula más alta, mientras las que las tienen más blandas y que se modifican mucho con el cambio de peso corporal tienen una proporción más alta de grasa. Esa composición, es la que ha hecho plantearse a los cirujanos ¿porqué no remodelar la silueta y usar grasa de otros lados del cuerpo para aumentar la mama con ese tejido que nos sobra en los muslos, el abdomen, etc.?
El estudio de la Lipotransferencia, o lo que es lo mismo injertar grasa autóloga (del mismo cuerpo) de un lugar a otro es relativamente reciente.
Pero en los últimos 5 años ha avanzado enormemente. Se han publicado numerosos trabajos relativos a la sistemática de recogida, tratamiento y manipulación, técnica de inyección, así como resultados de la
transferencia de grasa. Hay que tener en cuenta que una vez se extrae esa grasa, ésta deja de estar unida al sistema vascular que la alimenta y mantiene la célula viva, y debe integrarse rápidamente en un nuevo destino que lo acogerá como un injerto libre. Esto es extremadamente delicado y la fase más difícil del proceso, y la que motivó que los estudios iniciales hicieran abandonar la técnica por un índice muy bajo de prendimiento y un elevado número de complicaciones por la necrosis del tejido. Un segundo inconveniente nada desdeñable y que ha limitado mucho el uso de la técnica en mujeres con mamas densas (glandulares) es que los focos de grasa que no se integran y se necrosan pueden dar lugar a microcalcificaciones que inducen a confundirse con tumores mamarios en los estudios mamográficos. Sin lugar a dudas éste es el mayor inconveniente de todos, y todos los protocolos de actuación en transferencia grasa se han encaminado a eliminar posibles falsos positivos de Cáncer. La lipotransferencia mamaria se ha propuesto en dos lineas de trabajo: Una para el aumento de mama simple en personas sin riesgo y que no desean aumentar más de una talla o talla y media, y dos: La reconstrucción de mama después de cáncer (paradojicamente).
Para el aumento simple, un reciente trabajo muestra los beneficios de hacer una expansión de la mama con un sistema llamado "Brava" que básicamente consiste en un sistema de vació (tipo chupona) que se coloca sobre la mama y al succionar, crea una tumefacción con aumento de la vascularización de la zona que luego permite que el porcentaje de grasa que "prenda" en su nueva ubicación sea de alrededor del 85%, cuando en estudios sin Brava eran alrededor del 60%. Supone una incomodidad durante el tiempo de uso del sistema de succión pero mejora los resultados según dicho estudio, y luego se practica una liposucción para obtener la grasa que vamos a transferir para el aumento.
Habitualmente se necesitan de dos a tres sesiones de lipotransferencia para obtener un buen resultado en volumen y simetría. La dificultad principal está en la selección de las pacientes. No deben ser excesivamente gruesas porque las células adiposas son muy grandes y se rompen en la aspiración, no deben tener antecedentes directos de Cáncer de mama, y su expectativa debe ser realista.
Existe la posibilidad (cada vez más extendida y según las pacientes) de realizar la lipotransferencia sin el paso previo del Brava, lo cual es mucho menos tedioso aunque a veces se necesita unas sesión más de injerto de grasa. La opción de tratamiento tras mastectomia por cáncer sí que me parece más clara e interesante. Uno de los problemas principales a la hora de reconstruir una mama es la falta de un tejido de buena calidad que permita la colocación de una prótesis (con o sin expansor previo). Las opciones de tratamiento de una mujer sin una mama cuando el tejido es escaso son en muchos casos muy mutilantes y con una alta tasa de complicaciones, y aunque los cirujanos tendemos a ser muy autocomplacientes con nosotros mismos cuando realizamos con éxito una gran cirugía de reconstrucción con un colgajo abdominal con o sin microcirugía, y después de 10 horas de operación delicada... la realidad es que la paciente cuando se observa en el espejo no transmite la misma satisfacción....
La lipotransferencia permite crear un colchón de grasa por debajo de la piel que mejora las condiciones de colocación de un expansor y una prótesis, y en muchos casos incluso saltarnos el paso del expansor. El riesgo de falsos positivos de Ca. por microcalcificaciones no existe aquí ya que no tenemos la mama original que ha sido extirpada, y por último, no tenemos que dañar otra parte del cuerpo para la reconstrucción con las consiguientes cicatrices y secuelas. En espera pues de la manipulación genética, la lipotransferencia se está convirtiendo en una opción seria en la cirugía de la mama, al igual que lo es ya en rejuvenecimiento de cara, manos y deformidades congénitas o adquiridas.
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