La belleza de los 20 años hasta los 30 con el máximo esplendor en la tersura de nuestra piel y el desafío antigravitatorio de todos nuestros elementos corporales podría ser sin duda elegida como la década de la belleza por antonomasia.
Sin embargo, la década de los 30 a los 40, donde nuestra estabilidad emocional y económica, unida a lo que aún perdura de nuestra juventud, podría considerarse la década dorada de nuestra vida, ¿no es cierto?
Pero, por otro lado, y pensándolo bien, la década de los 40 a los 50, es la década de la plenitud de nuestra vida, donde nos reinventamos para ser realmente lo que queremos ser y tenemos la experiencia suficiente para acertar en nuestras decisiones...es la etapa del renacer de las ilusiones,
de nuestras ganas de volver a vivir una segunda juventud (solo que ahora con los ahorríllos que antes nos faltaban), de la serenidad y del sentirnos tan jóvenes como a los veinte aunque en el semblante hayan aparecido algunas arrugas y nuestro cuerpo quiera acercarse más y más al suelo
por efecto de la gravedad.
Sin embargo, la década de los 50 a los 60, bien podría ser la más dorada de todas, ya que nos sentimos tan jóvenes y vitales como a los cuarenta, pero nuestros hijos por fin han terminado sus estudios y nos dejan vivir un poco a nuestro aire de nuevo... vuelven los viajes, las salidas con los
amigos, los cruceros... y sobre todo el sexo, reinventándolo en una tercera juventud a pesar de que alguna vez haya que hacer uso de la industria farmacéutica para satisfacernos plenamente... O tal vez la mejor de todas sea la década de los 60 a los 70, porque ya está bien de trabajar y dedicarle más de la mitad de nuestro tiempo vital a ese castigo divino que es el trabajo, llega la jubilación y por fin tenemos todo el tiempo del mundo para dedicarlo a nuestra pareja, amigos, al perro, a nuestras afecciones...
Traducido todo ello al mundo de la Cirugía Plástica, os diría que en la década de los 20 a los 30, entiendo que una chica quiera ser femenina y tener un cuerpo atractivo, por eso la cirugía del aumento de mama es la estrella de esa franja de edad. De los 30 a los 40, después de haber tenido hijos, el recuperar la figura es lo que podemos ofrecer a nuestras mujeres, y la abdominoplastia para recuperar el abdomen distendido o la liposucción de flancos en hombres, junto a la cirugía del aumento de mama o la elevación de los senos son nuestras armas para rejuvenecer. De los 40 a los 50 la estrella es sin duda la sustancia inyectable paralizante y los rellenos de ac. Hialurónico que hacen desaparecer las excesivas arrugas de expresión y la falta de relleno de nuestros labios o surcos. De los 50 a los 60 el rey es el láser fraccional y la sustancia inyectable paralizante junto a la blefaroplastia, pudiendo eliminar de un plumazo todas las manchas de la piel, el código de barras del labio superior y las patas de gallo que delatan nuestra edad. Y de los 60 en adelante el láser y el lifting son los tratamientos que nos mantienen con aspecto vital y joven.
Total que cada uno se identificará al final de la vida con alguna de esas décadas como la que más le llenó, pero lo que realmente importa de todo ello es cómo se recorrió ese camino y como nos hizo sentir. Si somos capaces de revestirnos de belleza en cada una de esas décadas, veremos que con el paso de los años, el atractivo personal y el encanto aumenta sin cesar a pesar de que el cuerpo parezca deteriorarse, y naturalmente cuanto más jóvenes y saludables parezcamos a pesar de nuestra edad, mejor imagen transmitiremos de nosotros mismos.
Conozco a muchas mujeres que en sus diferentes etapas de la vida han sabido envejecer con belleza, y han sido más atractivas con treinta que con veinte, pero menos que que con cuarenta y que han alcanzado su clímax a los cincuenta, manteniéndolo hasta bien entrados los setenta. Mujeres y hombres que no han tenido miedo ni vergüenza a someterse a tratamientos que los han hecho sentirse realmente a gusto consigo mismos.
Querer aparentar veinte cuando se tienen cuarenta suele resultar esperpéntico y antinatural, pero sin duda una mujer que aparenta 30 con cuarenta o cuarenta con cincuenta y así sucesivamente proporciona un plus de atracción a esa mujer u hombre y eso, sin duda es fácil de conseguir en manos de un especialista.
Naturalmente, yo no creo en el eslogan "la arruga es bella". Creo que envejecer es bueno y natural, pero podemos hacer que el desfase existente entre la juventud de espíritu y nuestro carnet de identidad desaparezca, y eso es bueno.
Recuerdo los primeros teléfonos móviles y a los que decían que jamás tendrían una "horterada" así en el bolsillo... espero que pronto pasen por la consulta a ponerse un poco de la sustancia inyectable paralizante... porque al fin y al cabo: "Es bueno sentirse joven y además parecerlo"
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